Al presidente ZP parece que le ha mirado un tuerto últimamente. Lo último su pretendido momento de gloria en la reunión del G20 que ha acabado en fiasco con la famosa "foto de familia" (nos ahorramos todo comentario). En realidad desde las gallegas no levanta cabeza y es que en política a veces se pedalea cuesta abajo y otras cuesta arriba y ahora parece que la escalada no tiene fin.
Esta apelación a cosas tan etéreas como la suerte, el viento de cara... en el fondo está relacionada con cosas no tan intangibles como el agotamiento de un modelo de gobierno basado en la ideología, la compleja situación económica, la apelación a grandes principios para ocultar pocas realizaciones prácticas, la hiperutilización de la imagen y los eufemismos, la apuesta por la cintura y el cortoplazismo o la manipulación de los otros actores políticos.
Por eso, una vez perdida es tan difícil cambiar la suerte.
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