viernes, 28 de agosto de 2009

Seguimos con los espías

Una de las cosas más curiosas acerca de la contestación del partido socialista al tema de los espías ha sido que quien ha dado la cara ha sido Pepiño Blanco que es ahora ministro de Fomento. Esto es evidentemente una disfunción, desgastándole en su papel de ministro, pues quienes deberían haber hablado deberían haber sido el portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, la secretaria de organización, Leire Pajín o de la Vega (quien sí lo ha hecho).

Esto demuestra, a mi entender, uno de los errores más importantes que ha cometido el PSOE en su estrategia comunicativa. Es evidente que Leire Pajín no es capaz de realizar la labor que hacía José Blanco como secretario de organización del PSOE en un momento tan difícil y de lento pero constante descenso del PSOE. Esto mismo pasa con la portavocía del Grupo Socialista que desde que lo abandonó Rubalcaba, ni Diego López Garrido ni José Antonio Alonso tienen la misma experiencia o habilidad. A la misma de la Vega le falta cierta capacidad comunicativa en este aspecto en particular.

El ejemplo más claro de esta deficiencia es cuando "las viejas glorias" tienen que volver al tablero de juego de la comunicación.

martes, 25 de agosto de 2009

¡Nos están espiando!

La acusación por parte de María Dolores de Cospedal de que el gobierno estaba espiando al principal partido de la oposición ha roto la monotonía que nos solía deparar agosto en lo político. No voy a entrar aquí a analizar si como se ha hecho es correcto o no; lo que sí es interesante ha sido la respuesta del PSOE a esta acusación.

La contestación ha sido de libro. En primer lugar se ha hecho muy rápidamente (optimamente debe estar preparada en menos de 6 horas). Sólo se debe ignorar cuando quien la formula no tiene gran relevancia lo cual no es el caso. De esta forma se evita que la acusación se extienda y cuando quieras contestar el problema sea ya demasiado grande.

En segundo lugar la respuesta lleva implicita una actitud ofensiva y no defensiva. Se ha pedido al PP que demuestre la acusación o que dimita la Secretaria General; se ha acusado de calumnia; se ha retado a ir al juzgado; se han insinuado intenciones torcidas; se ha acusado de resucitar la crispación.

Lo dicho, de manual.