Una de las cosas más curiosas acerca de la contestación del partido socialista al tema de los espías ha sido que quien ha dado la cara ha sido Pepiño Blanco que es ahora ministro de Fomento. Esto es evidentemente una disfunción, desgastándole en su papel de ministro, pues quienes deberían haber hablado deberían haber sido el portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, la secretaria de organización, Leire Pajín o de la Vega (quien sí lo ha hecho).
Esto demuestra, a mi entender, uno de los errores más importantes que ha cometido el PSOE en su estrategia comunicativa. Es evidente que Leire Pajín no es capaz de realizar la labor que hacía José Blanco como secretario de organización del PSOE en un momento tan difícil y de lento pero constante descenso del PSOE. Esto mismo pasa con la portavocía del Grupo Socialista que desde que lo abandonó Rubalcaba, ni Diego López Garrido ni José Antonio Alonso tienen la misma experiencia o habilidad. A la misma de la Vega le falta cierta capacidad comunicativa en este aspecto en particular.
El ejemplo más claro de esta deficiencia es cuando "las viejas glorias" tienen que volver al tablero de juego de la comunicación.
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