La propuesta de un pacto de Estado por la Educación del ministro Gabilondo tiene los caracteres propios del abrazo del oso. Un pacto así es objetivamente algo bueno y supone que el partido gobernante es capaz de renunciar a un programa de máximos para incorporar ideas de la oposición cuando se plantea a inicios de legislatura pero supone un intento de atar al futuro gobierno cuando se propone por parte de un gobierno saliente a otro con claras posibilidades de formar el futuro gobierno.
No se puede argumentar que es un pacto entre dos pues quien plantea el documento inicial juega en casa. La contra-estrategia del PP parece buena; no negarse en redondo para no dar la impresión de estar en contra de todo y buscar la firma de cuestiones puntuales en las que ambos están realmente de acuerdo y que en todo caso el nuevo gobierno hubiera planteado a la futura oposición.
martes, 27 de abril de 2010
miércoles, 21 de abril de 2010
Se aleja la sentencia del Estatut
El último intento de decisión sobre el Estatuto Catalán por parte del TC ha vuelto a frustrarse y con ello el intento del gobierno de que una sentencia sobre el estatuto pudiese utilizarse como arma política de cara a las elecciones catalanas. Ya no queda tiempo para que el TC prepare una nueva ponencia y la apruebe antes de las elecciones y más cuando este tribunal suele evitar las sentencias muy polémicas en, o muy próximas a un periodo electoral.
Una sentencia hubiera cubierto tres objetivos importantes para el PSOE en una de las elecciones catalanas más trascendentes para el conjunto de la Nación. Por un lado centra la campaña en el Estatuto que, hábilmente identificado con Cataluña por los nacionalistas, se convierte en arma arrojadiza contra aquel que se ha opuesto el cual se convierte en anticatalán. Por otro desvía el centro electoral de la gestión de la Generalitat en un momento de claro descontento. Por último, se utiliza para intentar vacunar a CiU de un posible pacto con el PP, pacto que las bases convergentes difícilmente comprenderían.
Una sentencia hubiera cubierto tres objetivos importantes para el PSOE en una de las elecciones catalanas más trascendentes para el conjunto de la Nación. Por un lado centra la campaña en el Estatuto que, hábilmente identificado con Cataluña por los nacionalistas, se convierte en arma arrojadiza contra aquel que se ha opuesto el cual se convierte en anticatalán. Por otro desvía el centro electoral de la gestión de la Generalitat en un momento de claro descontento. Por último, se utiliza para intentar vacunar a CiU de un posible pacto con el PP, pacto que las bases convergentes difícilmente comprenderían.
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