El último intento de decisión sobre el Estatuto Catalán por parte del TC ha vuelto a frustrarse y con ello el intento del gobierno de que una sentencia sobre el estatuto pudiese utilizarse como arma política de cara a las elecciones catalanas. Ya no queda tiempo para que el TC prepare una nueva ponencia y la apruebe antes de las elecciones y más cuando este tribunal suele evitar las sentencias muy polémicas en, o muy próximas a un periodo electoral.
Una sentencia hubiera cubierto tres objetivos importantes para el PSOE en una de las elecciones catalanas más trascendentes para el conjunto de la Nación. Por un lado centra la campaña en el Estatuto que, hábilmente identificado con Cataluña por los nacionalistas, se convierte en arma arrojadiza contra aquel que se ha opuesto el cual se convierte en anticatalán. Por otro desvía el centro electoral de la gestión de la Generalitat en un momento de claro descontento. Por último, se utiliza para intentar vacunar a CiU de un posible pacto con el PP, pacto que las bases convergentes difícilmente comprenderían.
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