Hay una serie de características que generalmente la gente identifica con el gobernante: autoridad, capacidad para tomar decisiones, sentido de Estado, estar por encima de las batallas partidistas,...
En la última votación acerca del plan de ajuste económico del gobierno, el jefe de la oposición perdió una oportunidad inmejorable para presentarse como un hombre con sentido de Estado. En realidad el resultado no dependía de su postura, pues ya el pescado estaba vendido, pero si en vez de votar en contra se abstiene y lo combina con un discurso similar al de CiU, durísimo con el gobierno, incluso en desacuerdo con las medidas, pero que se abstiene porque un fracaso en la votación podía resultar desastroso para España, hubiera subido muchos puntos en percepción ciudadana.
Al final hizo lo que le pedía el cuerpo y lo que se merecía ZP, pero esta postura se me hace esteril. Ni te hace ganar posiciones personales ni beneficia a España que necesita que se manden mensajes claros a los mercados y la comunidad internacional.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario