Una vez Zapatero ha anunciado que no se va a presentar comienzan los movimientos de todos los candidatos en busca de apoyos. Ya iremos analizando cómo se presenta el tema pero hoy sólo quiero comentar la postura inicial de Rubalcaba pidiendo no sólo ser candidato sino que si lo es, le nombren también secretario general del PSOE.
Esta pretensión final es la que realmente levanta más problemas pues quien sea secretario general gobernará el partido de cara al postzapaterismo y mucho de lo que va a pasar con el PSOE hay que leerno no en clave electoral, sino en clave interna, en clave PSOE. El ejemplo más claro está en Madrid. A pesar de los mensajes, Tomás Gómez sabe que tiene mínimas posibilidades de ganar en la Comunidad sólo o aliándose con Izquierda Unida pero una vez ha asumido esto, todos sus movimientos están pensados para contar con un peso potente y poder influir en el futuro del PSOE asegurándose así su propio futuro.
Con este movimiento el viejo socialismo felipista quiere recuperar el partido.
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