Una vez que parece que con la dimisión de Francisco Camps como presidente de la Generalitat Valenciana el caso Gurtel se ha quedado sin recorrido. Poco a poco se irá conociendo la intrahistoria de los últimos días pero aún así creo que es el momento de ir sacando algunas conclusiones.
A mí no ha dejado de sorprenderme la torpeza con la que han gestionado la comunicación de este caso. En particular, si Camps hubiera afrontado esto de otra manera seguro que no se habría llegado a este extremo. Esperanza Aguirre lo abordó rápido y sin complejos y hubo poco más que rascar. En Camps, la primera comparecencia cuando se vinculó su nombre con la trama con todo el partido regional y el gobierno defendiendo su honradez marcó la línea que se iba a seguir y que ha demostrado que cuando se te acusa de algo concreto no puedes responder rasgándote las vestiduras y con apelaciones generales a la virtud sino que hay que contestar a lo concreto. Puedes contestar en un sentido o en otro, pero tiene que ser a lo concreto y sin hipotecar tu futuro.
La otra solución que se barajaba que es la de pagar la multa reconociendo la culpabilidad. Esta solución se me hace inaceptable más de dos años después de que haya saltado el caso y yo creo que lejos de cerrar el tema hubiera dado munición al contrario durante bastante tiempo.
Otra cosa que el PP ha hecho mal es que ha dejado en todo momento que la línea de comunicación la llevara el PP regional y no el nacional. Una vez que una noticia ha saltado a nivel nacional - y esto era algo que se estaba gestionando a nivel nacional contra el PP - la cúpula del partido tiene que marcar la estrategia a seguir. Y no hablo de momentos puntuales, sino de toda la estrategia, incluso si supone tomar decisiones difíciles.
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