Sin programa en el PP

Se acercan las elecciones generales y se sigue sin conocer el programa electoral del Partido Popular. En general al programa se le suele dar poca importancia pero en este caso puede marcar lo que será la futura legislatura de los populares.

Un retraso en la publicación del programa puede indicar dos cosas; o bien no se quiere sacar para despertar la oposición al mismo lo más tarde posible o bien hay algún escollo donde no se haya llegado a un acuerdo interno.

A mi entender hay 3 bloques de temas donde el PP se la juega. Lo primero es si va a cambiar o no las leyes más polémicas del gobierno socialista. En este grupo hay que incluir la ley del aborto, la del llamado matrimonio homosexual o la asignatura Educación para la Ciudadanía. Son temas –sobre todo el primero y el último- en los que el partido de la oposición se ha comprometido a su derogación. Ceder en ellos supondría renunciar a representar algo diferente y despertaría desencanto y oposición entre muchos de los suyos.

El segundo tema definitorio del futuro gobierno es el del modelo autonómico. En particular, en el tema de la lengua, Rajoy ha comentado en varias ocasiones que si llega al poder hará una ley para que en todos los puntos de España se pueda estudiar en español. Otros aspectos competenciales se relacionan con el gasto autonómico. De nuevo el dilema entre cumplir lo que afirmas o no. Dejo fuera el tema del terrorismo pues creo que vale un post diferente.

Por último la economía, la tan comentada economía. Aquí el partido se juega con parámetros diferentes. Lo que está claro es que en estas elecciones lo económico tiene un papel desproporcionado y donde ningún partido quiere decir la verdad a la gente de forma directa. Rubalcaba, que se sabe perdedor y que sabe que lo que diga nunca lo tendrá que aplicar, no ha necesitado plantear algo serio más allá de eslóganes electorales. Esto ha dejado la pelota en el tejado de Rajoy cuya mejor ventaja en este campo es decir poco y jugar con la convicción que tiene la gente de que es imposible estar peor que con Zapatero.