El presidente ya anunció qu etodas las medidas anticrisis estarían tomadas en el plazo de 3 meses. Aparte de que esta es la única manera de transmitir confianza a los mercados se trataría de una postura inteligente. Por un lado supone tomar todas las medidas impopulares muy rápidamente, de forma que no suponga un desgaste continuo sino que una vez tomadas se pueda concentrar en recuperar todo lo perdido. Por otro se terminarían antes de verano con lo que no entrarían en el debate electoral de las catalanas donde un mal resultado puede resultar demoledor para el PSOE al ser uno de sus cimientos electorales.
Los últimos acontecimientos, sin embargo, no parecen seguir esta pauta. Ya la reforma laboral no se ha planteado como decreto ley, lo que alarga su tramitación hasta el otoño y, del resto de medidas, por ahora nada.
De todas formas, aún con esas, ZP esta vez lo tiene difícil. Muy difícil.
miércoles, 23 de junio de 2010
miércoles, 16 de junio de 2010
Negociando la reforma laboral
Al final el PSOE ha anunciado su esperada reforma laboral tras varias semanas con el sonido de fondo.
Lo interesante de la misma ha estado en el proceso de negociación tras el anuncio de que "el gobierno iba a sudar la camiseta para lograr que los interlocutores sociales llegaran a un acuerdo". En realidad este acuerdo todo el mundo sabía que no era posible.
Por un lado los sindicatos no estaban interesados en negociar pues aunque en una negociación en estas circunstancias podían haber perdido menos, su desgaste hubiera sido mayor pues suponía "tragar" con el abaratamiento del despido. En esto los trabajadores perdían menos, pero ellos perdían más y en las negociaciones no se puede olvidar el propio interés de quien está sentado en la mesa.
POr otro los empresarios esperaban sacar una reforma de máximos gracias a la presión internacional. Ellos tampoco tenían mucho aliciente por negociar pues un acuerdo podía implicar sacar menos de lo que esperaban que el gobierno les diese por decreto (aunque al final no hayan conseguido todo al no clarificarse las causas objetivas de despido).
Por último, el gobierno, con la obligación de sacar algo adelante para poder ir al ECOFIN con los deberes hechos. Estos se debatían entre su aversión a hacer esta medida y la necesidad de que la reforma gustase a los poseedores de bonos que son los que tienen que comprar nuestra deuda.
Lo interesante de la misma ha estado en el proceso de negociación tras el anuncio de que "el gobierno iba a sudar la camiseta para lograr que los interlocutores sociales llegaran a un acuerdo". En realidad este acuerdo todo el mundo sabía que no era posible.
Por un lado los sindicatos no estaban interesados en negociar pues aunque en una negociación en estas circunstancias podían haber perdido menos, su desgaste hubiera sido mayor pues suponía "tragar" con el abaratamiento del despido. En esto los trabajadores perdían menos, pero ellos perdían más y en las negociaciones no se puede olvidar el propio interés de quien está sentado en la mesa.
POr otro los empresarios esperaban sacar una reforma de máximos gracias a la presión internacional. Ellos tampoco tenían mucho aliciente por negociar pues un acuerdo podía implicar sacar menos de lo que esperaban que el gobierno les diese por decreto (aunque al final no hayan conseguido todo al no clarificarse las causas objetivas de despido).
Por último, el gobierno, con la obligación de sacar algo adelante para poder ir al ECOFIN con los deberes hechos. Estos se debatían entre su aversión a hacer esta medida y la necesidad de que la reforma gustase a los poseedores de bonos que son los que tienen que comprar nuestra deuda.
martes, 1 de junio de 2010
Oportunidad perdida
Hay una serie de características que generalmente la gente identifica con el gobernante: autoridad, capacidad para tomar decisiones, sentido de Estado, estar por encima de las batallas partidistas,...
En la última votación acerca del plan de ajuste económico del gobierno, el jefe de la oposición perdió una oportunidad inmejorable para presentarse como un hombre con sentido de Estado. En realidad el resultado no dependía de su postura, pues ya el pescado estaba vendido, pero si en vez de votar en contra se abstiene y lo combina con un discurso similar al de CiU, durísimo con el gobierno, incluso en desacuerdo con las medidas, pero que se abstiene porque un fracaso en la votación podía resultar desastroso para España, hubiera subido muchos puntos en percepción ciudadana.
Al final hizo lo que le pedía el cuerpo y lo que se merecía ZP, pero esta postura se me hace esteril. Ni te hace ganar posiciones personales ni beneficia a España que necesita que se manden mensajes claros a los mercados y la comunidad internacional.
En la última votación acerca del plan de ajuste económico del gobierno, el jefe de la oposición perdió una oportunidad inmejorable para presentarse como un hombre con sentido de Estado. En realidad el resultado no dependía de su postura, pues ya el pescado estaba vendido, pero si en vez de votar en contra se abstiene y lo combina con un discurso similar al de CiU, durísimo con el gobierno, incluso en desacuerdo con las medidas, pero que se abstiene porque un fracaso en la votación podía resultar desastroso para España, hubiera subido muchos puntos en percepción ciudadana.
Al final hizo lo que le pedía el cuerpo y lo que se merecía ZP, pero esta postura se me hace esteril. Ni te hace ganar posiciones personales ni beneficia a España que necesita que se manden mensajes claros a los mercados y la comunidad internacional.
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