A diferencia del estallido de las revoluciones, en Túnez y Egipto es muy posible que podamos seguir el desarrollo del cambio de régimen con un cierto detenimiento e información algo más certera. Los recortes de gastos había hecho que muchos medios de comunicación no tuvieran corresponsales sobre el terreno por lo que a los periódicos les pillaron todos estos cambios con sorpresa y sin nadie que estuviera in situ. La situación ahora es un poco diferente; el foco informativo está en el norte de África y los procesos que se inician ahora interesan sobremanera por lo que es previsible una buena cobertura informativa dando una importancia mayor al factor social.
El riesgo ahora es que los medios de comunicación den una importancia desproporcionada a aquellos sucesos que refuercen la idea de que ahí se está produciendo una verdadera revolución democrática y que minimicen aquellos otros que los desmientan. Como muchas otras veces esto implicaría que se nos transmite lo que quieren que esté pasando y no lo que en realidad sucede.
Como siempre, la realidad no es tan simple.
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