Una de las características de este gobierno es que sus acciones responden mucha más a una lógica ideológica y, en muchos casos sectaria, que a otros criterios incluso que pudiesen derivar en su propia supervivencia.
El último ejemplo ha sido durante la visita del Papa a España en que ZP hizo coincidir una visita sorpresa a Afganistan, las palabras que le dirigió al Papa en su despedida y el hacer coincidir el cierre del Valle de los Caídos (basílica pontificia) durante la estancia de BXVI en España, claramente indican la actitud de este gobierno socialista.
Esta actitud antireligiosa resucita la posibilidad de intentar aprobar en esta legislatura la llamada Ley de Libertad religiosa con el fin de restringir la libertad de los creyentes en la vida pública. Es evidente que su debate sería causa de mucha polémica y claramente perjudicial a nivel electoral, sobre todo en dos autonomías estratégicamente importantes para el PSOE como son Andalucía y Castilla La Mancha. A esto puede responder su anuncio de aparcar la tramitación por falta de consenso.
La otra alternativa es guardar la ley en el cajón hasta después de las autonómicas y utilizarlo para intenter movilizar a la izquierda de cara a las generales a pesar de perder a gran mayoría del electorado intermedio.
Veremos.
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