Uno de los grandes dramas del partido socialista es que no ha sido capaz de generar liderazgos dentro del partido. Todos los cambios de cara realizados durante la etapa ZP han resultado fallidos lo que ha resultado en un desastre en las últimas elecciones. Los cambios de Valencia con Alarte, Castilla La Mancha con Barreda, Extremadura con Fernández Vara, Asturias con Javier Fernández, Canarias con José Miguel Pérez o Aragón con Eva Almunia han concluido con un sonorísimo fracaso que ha hecho que ninguno haya sido capaz de conseguir la victoria en ninguna de las autonomías a las que se ha presentado.
Salvo en aquellos lugares donde Zapatero sólo ha logrado forzar la sucesión y ha "heredado" el delfín, los criterios de elección de nuevo candidato responden a un modelo bastante pobre; ha primado el modelo "ZP" - que funcionó en unas circunstancias muy particulares - con mucho más peso de la imagen que de la capacidad y sin liderazgo real.
El resultado está a la vista.
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