ZP ya ha dicho que no deshojará la margarita de si se presenta o no hasta después de las elecciones autonómicas y municipales del año próximo. Esto implicaría que si decide no presentarse podría comenzar el proceso de designación de candidato antes del verano del 2011. Parece que este tiempo pudiera ser suficiente, teniendo en cuenta el antecedente de Aznar que nombró su sucesor entre agosto y septiembre de 2003 para las elecciones de marzo de 2004. Esto, sin embargo, no es así porque ambas situaciones no son para nada comparables.
Entonces el PP estaba en el gobierno con mayoría absoluta y todas las encuestas le daban como hipotético vencedor en las encuestas y venían de una mayoría absoluta. Las elecciones municipales y autonómicas no habían ido mal para los populares, teniendo en cuenta las patatas calientes de encima de la mesa (Irak, Prestige,…). Además, el candidato Rajoy era bastante conocido y el ambiente económico era muy bueno. Muchos más elementos se pueden considerar y todos ellos marcan la diferencia con la situación actual en que aunque se barajan algunas posibilidades no parece haber ningún nombre claro y menos que no esté quemado por la herencia Zapatero. Además, el PSOE tendría que nombrarlo en un proceso de primarias que añade tiempo al proceso y, en el caso de aparecer algún candidato nuevo, este no tendría tiempo para darse a conocer y para controlar el partido.
Con todo ello, y dejando un margen para la sorpresa pues el presidente a veces actúa de una forma poco comprensible, da la impresión de que dejando la decisión para tan tarde ZP deja una única candidatura: la suya.
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