La Convención del Partido Popular está dejando al descubierto otro de los problemas que tiene el PSOE de cara a encontrar una fórmula para afrontar las próximas convocatorias electorales. La Convención ha explicitado el deseo del PP de mostrarse como alternativa y no tanto como oposición. Esta actitud implica que de aquí a final de la legislatura va a ser mucho más fácil llegar a acuerdos con la oposición la cual mirará las propuestas legislativas como medidas que estarán ya en vigor cuando lleguen al gobierno. Así tenemos como ejemplos la ley Sinde recién aprobada con acuerdo entre ambos, el ofrecimiento de negociar juntos en Europa o incluso la posibilidad de llegar a pactos en relación a las pensiones.
Teniendo en cuenta que el PSOE podrá sacar poco rédito electoral de sus medidas pues ha calado la idea de que estamos tan mal porque se reaccionó tarde y sin saber hacer bien las cosas, el camino alternativo que consiste en vender la idea de que los otros gobernarán aún peor y de movilizar a los suyos en contra de que la oposición llegue al poder queda vetada. Una dialéctica de tensión estando como estamos forzados por Europa a hacer reformas y pudiendo contar para aprobarlas con los populares no es muy viable. Tampoco está el momento para el tipo de leyes sobre temas ideológicos que polarizan y dividen la sociedad.
Momento de resignación y desánimo para los socialistas.
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