Una de las consecuencias de la última ronda de modificaciones de los estatutos de autonomía y de la crisis es el hecho de que por primera vez desde el comienzo de la transición las voces que se alzan en el sentido de cerrar este modelo de Estado e incluso de limitar algunas de las transferencias, tienen el viento de espaldas. El propio PSOE que tantas veces ha acusado al PP de querer acabar con el Estado de las Autonomías, estrategia con la que amagó otra vez hace pocas semanas, está teniendo que matizar su lenguaje como en el caso de las televisiones autonómicas o el exceso de gasto. La aparición de nuevos partidos como Ciudadanos o UPyD o la pasada victoria de España en el Mundial también han contribuido a este nuevo escenario político.
Mi opinión es que, de confirmarse las encuestas, Mariano Rajoy se encontraría con el escenario más favorable de la transición para llevar a cabo las reformas necesarias: la mayoría del poder local y autonómico, amplia mayoría en el Parlamento y una crisis que justifica amplias reformas.
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