Una vez que ZP es ya considerado un cadaver político, el PP está intentando hincar el diente a Rubalcaba por si, al final, resulta ser el sucesor. El problema que tienen es que no saben muy bien cómo. Se intenta criticar su gestión pero en Interior es difícil tener un tema que cale en la opinión pública salvo el de seguridad donde la percepción del ciudadano no es mala. También se critica el que estuviera con González y ahora vuelva, como si fuese un paso atrás. Otros intentos han discurrido por el cauce de volver sobre su pasado (sobre todo el caso GAL) pero, está estudiado, que la crítica de temas pasados exhaustivamente analizados en su momento no funciona salvo que haya algo que los devuelva a la actualidad. Por último, de la gestión general del gobierno no parece que haya sufrido desgaste.
En este desconcierto, hay algunas críticas que incluso refuerzan a Pérez Rubalcaba como cuando se alaba su astucia o su inteligencia para luego intentar sacarle algo negativo.
Con todo ello lo que se concluye es que hay ganas, pero lo que no hay es una estrategia de oposición al vicepresidente.
Y sin estrategia, no hay dirección.
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