Cascos ha dado un paso político bastante arriesgado, sobre todo por un principio bastante sencillo que dice que la mayoría de los afiliados abandonan los partidos cuando las cosas van mal y no cuando van bien que es lo que le pasa ahora al PP. Es raro ver a políticos que cambien la seguridad por una aventura de incierto recorrido. Las dimisiones también indican cuánto de firme es la decisión de montar un partido pues todo el que dimita hablará primero con Cascos y cuando lo tenga claro presentará la dimisión. Todo por no quedarse entre dos aguas.
También la aventura es de incierto recorrido para un Cascos que, de montar su partido, pasaría de las grandes vanidades de la alta política nacional a un partido minoritario dentro de la política regional. Yo he vivido mucho tiempo en Valencia, la cual es bastante más grande que Asturias, y con todo, se nota mucho la diferencia y más para una persona tan conocida..
Ahora toca esperar y ver quién sigue a Cascos para ver la viabilidad del proyecto.
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