Nunca he entendido a los políticos que ocultan que tienen alguna enfermedad importante. No sé si se piensan que eso va a producir un vacío de poder y se va a montar el caos o algo así.
La actitud de Esperanza Aguirre con su cáncer de mama me parece que es justo la que tiene que adoptar un político de primer nivel. Es verdad que hoy un cáncer de mama es algo que no es raro pero en todo caso ha agarrado el toro por los cuernos, ha hablado con claridad a la gente evitando todo tipo de especulación y nos ha contado que es lo que iba a suceder y que tendría que desaparecer unos días. El final, con su speach animando a las revisiones periódicas, le ha añadido un toque ejemplarizante.
Una de las cualidades más valoradas en los gobernantes es que tengan carácter en los momentos difíciles. Los ciudadanos esperamos que sean capaces de afrontar los problemas y tomar decisiones. Esta vez no se trataba de un problema político sino personal pero nos transmite la manera en que actuaría en caso de un momento de crisis o complicado de verdad. Mi impresión es que aunque la presidenta de la Comunidad de Madrid ya tiene fama de enérgica ha ganado muchos puntos en valoración ciudadana con la forma en la que ha gestionado la situación.
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