Cuando uno habla de la situación política lo normal es fijarse en lo que más llama la atención, sean grandes cifras económicos o los titulares de la prensa pero hay otro factor que es mucho más difícil de medir pero que tiene bastante importancia y es lo que se ha llamado “el pulso de la calle”. Es difícil de medir porque las encuestas de opinión no son capaces de captar bien los estados de ánimo de la gente pero lo que no cabe duda es de que tiene influencia real. Muchas veces estos están más marcados por cosas aparentemente pequeñas y quizá con una importancia secundaria.
Yo creo que es aquí donde hay que situar el anuncio de que se va a reducir el límite máximo de velocidad. Mi impresión es que la sorpresa inicial va siendo sustituida por un fondo de cabreo y el problema del gobierno es que ese enfado colectivo que quizá no marque los titulares de la prensa tiene un cauce para canalizarse en las elecciones municipales y autonómicas.
No es bueno que la gente te tenga ganas y que haya unas elecciones cerca.
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